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“Las conexiones imposibles, existen”
El señor Fuster lega a una pensión, con una posadera un tanto especial. Por esa pensión ha pasado gente que él conoce pero le cuesta recordar. La posadera, con un alo de misterio y como clavada en el tiempo le desvela sus aficiones más extrañas. El señor Fuster recordará de qué le suenan los anteriores huéspedes, pero ya será demasiado tarde.
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